Una casa en un pobre barrio pegado al río de La Plata, rodeada de esculturas metálicas y respetuosa en su arquitectura de la marea voluble de la ribera quilmeña. Esa casa está hecha de botellas de vidrio (miles y miles de botellas de distintas formas y colores entre las cuales sopla el viento sureño y se solazan los rayos del sol), podríamos decir que el arte ha alcanzado una nueva expresión.