Es la primer pelicula del nuevo cine argentino sobre esta época mítica de la conquista de los grandes espacios, temática a menudo abordada en el pasado en la literatura, -Martín Fierro es la referencia más célebre-, y en el cine argentino, -peliculas de Torre Nilson y Leonardo Fabio en particular-. Aunque las referencias sean asumidas, Gaspar Scheuer adopta una forma narrativa muy desnuda y bien diferente de los relatos épicos: lentitud premonitora de los movimientos, casi ningun diálogo pero una banda de sonido muy trabajada, edición rigurosa, y sobre todo, imágenes en blanco y negro muy contrastadas, de una belleza fulgurante. Indiscutiblemente, esta pelicula ruda y poética a la vez renueva el género.