En un mundo dónde el control de la naturaleza se convirtió en la base ideológica de la sociedad, Lucía, Santiago, Juana y Leo viven en Argentina; cuyos recursos naturales se encuentran destinados a la explotación extranjera por parte de los países del norte. En éste universo "ficticio" se desarrolla la diégesis de la película. Santiago es un técnico electricista contratado para relevar torres de electricidad en una zona inundada cercana a un pueblo que debió ser evacuado en su totalidad. La principal cauda de esta inundación es una represa que se encuentra al norte del río Paraná. En el lugar sólo persisten unas pocas familias quienes viven campo adentro, y nadie tiene conocimiento de su situación ni de dónde están. Para éste relevo Santiago es acompañado por Lucía, quien hace de guía en la zona que debe recorrer. En la ciudad, Juana se queda al cuidado de Leo (hermano de Lucía), quien se ve obligado a atravesar los días sin los aparatos electrónicos de los cuales era habitué, debido a un corte del suministro eléctrico de varios días. Lucía y Santiago comienzan su recorrido en un auto. Al cabo de dos días deciden pasar la noche en una de las casas del pueblo deshabitado, ya que Lucía advierte que se acerca una tormenta. Al día siguiente descubren que el auto- dañado por el agua - ya no funciona. Deciden entonces continuar la tarea trasladándose en el colectivo que utilizan los guardias de la represa hasta la última torre, para luego caminar hacia la Central Eléctrica. Santiago quiere llegar a la central lo antes posible al suponer que encontrará señal para el celular, y lo desea con tanta fuerza que elige caminar de noche por el campo inundado iluminando con la linterna, la cual se va quedando sin batería. A la noche luego de la última torre Lucía y Santiago caminan en la oscuridad. Santiago se distrae un momento tras pincharse el pie y pierde el rastro de Lucía. Al desviarse del camino, se choca con una pequeña casa de chapa (de esas que quedaron perdidas en el medio del monte) donde aparece una niña en el techo, diciéndole que se vaya.
En un mundo dónde el control de la naturaleza se convirtió en la base ideológica de la sociedad, Lucía, Santiago, Juana y Leo viven en Argentina; cuyos recursos naturales se encuentran destinados a la explotación extranjera por parte de los países del norte. En éste universo "ficticio" se desarrolla la diégesis de la película. Santiago es un técnico electricista contratado para relevar torres de electricidad en una zona inundada cercana a un pueblo que debió ser evacuado en su totalidad. La principal cauda de esta inundación es una represa que se encuentra al norte del río Paraná. En el lugar sólo persisten unas pocas familias quienes viven campo adentro, y nadie tiene conocimiento de su situación ni de dónde están. Para éste relevo Santiago es acompañado por Lucía, quien hace de guía en la zona que debe recorrer. En la ciudad, Juana se queda al cuidado de Leo (hermano de Lucía), quien se ve obligado a atravesar los días sin los aparatos electrónicos de los cuales era habitué, debido a un corte del suministro eléctrico de varios días. Lucía y Santiago comienzan su recorrido en un auto. Al cabo de dos días deciden pasar la noche en una de las casas del pueblo deshabitado, ya que Lucía advierte que se acerca una tormenta. Al día siguiente descubren que el auto- dañado por el agua - ya no funciona. Deciden entonces continuar la tarea trasladándose en el colectivo que utilizan los guardias de la represa hasta la última torre, para luego caminar hacia la Central Eléctrica. Santiago quiere llegar a la central lo antes posible al suponer que encontrará señal para el celular, y lo desea con tanta fuerza que elige caminar de noche por el campo inundado iluminando con la linterna, la cual se va quedando sin batería. A la noche luego de la última torre Lucía y Santiago caminan en la oscuridad. Santiago se distrae un momento tras pincharse el pie y pierde el rastro de Lucía. Al desviarse del camino, se choca con una pequeña casa de chapa (de esas que quedaron perdidas en el medio del monte) donde aparece una niña en el techo, diciéndole que se vaya.